GARCÍA, ESE HOMBRE

Hace un mes Jesús María García, presidente del Parlamento de La Rioja, escribía en su blog que la «Constitución Española de 1978 está hoy más en peligro que nunca, más necesitada de respaldo. Que nadie se olvide de ello». La amenaza, según García, tiene un origen: los que «alardean de ser constitucionales, y de amar la Constitución y especialmente alguno de sus artículos (como el 155) y al mismo tiempo están reclamando la destrucción del Estado de las autonomías». Se refería a Vox, aunque ERC y Bilbu persigan sin ambages la voladura del Estado autonómico para fundar sus respectivas naciones con un indudable desprecio por la Constitución. Ambas formaciones políticas han sido fundamentales para la investidura de Pedro Sánchez, secretario general del partido del presidente del Parlamento de La Rioja, aunque claro, no pensaba en ellos. El miércoles, García publicó un tuit con cuatro ideas. La primera que la derecha utiliza al Rey para atentar contra la Democracia; la segunda que la derecha es fascista y que por lo tanto el Rey se tiene que desmarcar de la derecha fascista y que si no lo hace, tal vez sea el momento de que España se pronuncie sobre su futuro en las urnas. Todas las opiniones de García son sagradas; ahora bien, como presidente del Parlamento de La Rioja (del que ostenta su máxima representación), resulta imposible desligar lo que tuitea García a título personal y lo que García manifiesta como presidente del Parlamento. Ya lo decía San Agustín: yo soy dos y estoy en los dos por completo. «No es posible ser constitucional por la mañana y anticonstitucional por la noche», abundaba García en el mismo artículo de hace un mes. Y es exactamente lo que le sucede ahora, que piensa una cosa cuando es persona y dice otra cuando es ser humano.