LA 'LEY' CONTRA EL PUEBLO

Los dirigentes nacionalistas tienen tendencia natural a hablar en el nombre de su pueblo. Su boca tiene que ser la boca de sus compatriotas, su voz es la voz de todos, su pensamiento (único, por supuesto) es el único plausible, el único correcto y el único que se puede defender. Jordi Pujol y el pujolismo entendía cualquier ataque a su persona como un agravio a Cataluña. Se envolvía en la señera de Wilfredo ‘el pilos’ para protegerse de cualquier inconveniencia. El tiempo ha demostrado que Pujol era una gran mentira en todos sus extremos excepto en el de la construcción de un país de opereta que ha desembocado en este desgraciado ‘procés’ que está destruyendo Cataluña, su convivencia y su economía. Hitler, Stalin, Franco, Mao, Pol Pot y tantos otros dictadores hicieron lo propio con su persona. Un pueblo, un imperio, un líder, (Ein Volk, ein Reich, ein Führer), un lema que caló en el hondo precipicio alemán del nazismo. El miércoles Óscar Matute, diputado de EH Bildu en el Congreso, escribió en Twitter, en relación a la sentencia de Alsasua que «el Supremo ha vuelto a llevar la contraria al pueblo vasco». Es decir, que la sentencia no la emiten los jueces para que se cumpla una ley legítima en un Estado de Derecho, sino que la redactan para «llevar la contraria» a no se sabe muy bien qué, pero que según Matute es el pensamiento único del pueblo vasco. El que piense lo contrario a Matute ni es pueblo ni es vasco. Matute y el nacionalismo al que representa entiende la ley como algo que se establece a su conveniencia, como un aliado necesario para su proyecto de liberación nacional ante esta España franquista que se entretiene machacando a los héroes de una pelea de bar cualquiera.