AGRIOS VINOS

Una de las anécdotas más fascinantes de ‘Viaje en autobús’ de Josep Pla es cuando un amigo le ofreció probar un vino del país, absolutamente natural y elaborado por un tío suyo. A Pla le resultó agrio. ¿Cómo puede ser agrio si es del país, si es natural y si está hecho por mi tío?, le espetó el payés convidador. «¡Como si fuera hecho por su padre, amigo! El vino es agrio, es natural y está hecho por su tío», le respondió Pla, que razonaba que en su época (que es más o menos la nuestra) se ha realizado un monumental esfuerzo para eliminar del diccionario los significados más auténticos de las palabras y trocarlos por otros menos molestos. Agrio es ácido y hay vinos ácidos por muy naturales que sean, por mucho que sean originarios del país y aunque los haya elaborado el tío de alguien. Pla, que era un cabroncete impío, no acostumbraba andarse con rodeos. A una señora también le explicó que lavarse la cara no era lo natural: «Lo natural es malo socialmente hablando. Es mucho más natural no lavarse la cara que lavársela, y, sin embargo, hay que lavarse la cara». A Pla le encantaban estas discusiones nimias, aunque decía después que lo que más le gustaba era coincidir con todo el mundo siempre que la coincidencia fuera sobre «cualidades probadas». Me pregunto si a estas alturas nos queda alguna cualidad probada, algún asidero, alguna verdad trascendente o que al menos nos convoque a todos por unanimidad. ¿Es natural un yogur natural? Yo nunca he soportado los de sabores y con trocitos de algo parecido a una fruta liofilizada. Pero han tenido mucho éxito, como los programas de la tele que especularon y especularon y especularon... con el milagro de Julen doce días después de caerse por el maldito agujero. Eso sí que fue agrio y bochornoso. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja