«El flamenco es una fuente inagotable de conocimiento e inspiración»

María Mezcle:«Llevo varias noches soñando con esta actuación», explica la cantaora, que actúa con el toque de Paco Cortés en el Salón de Columnas 

 «Antes de andar dice mi madre que ya cantaba», explica María Mezcle (Sanlúcar de Barrameda, 1987), que actúa esta noche (21 horas) con el toque de Paco Cortés en los Jueves Flamencos de Salón de Columnas. Desde niña cantaba y bailaba porque en mi casa había flamenco por todos los lados. Mi madre cantiñea bastante bien y luego con el tiempo, cuando comencé a tomarme el flamenco en serio, mi abuela me contó la historia de mi bisabuelo, Juan Ortega Gómez ‘El Mezcle’, que fue un cantaor de Sanlúcar que no se llegó a dedicar al cante profesionalmente porque decidió sacrificar su vida artística por estar al lado de su familia».
-¿Qué conoce de él? 
-Tuvo sus mejores momentos con Pepe Marchena en los cafés cantantes de Sevilla a principios del siglo XX y el propio Marchena le decía que no se fuera porque «ganas tres duros más que yo…». Por lo que decían las crónicas era un cantaor realmente bueno. De alguna manera yo he recogido su testigo en una familia muy grande porque tuvo nada más y nada menos que once hijos. Mis padres me apuntaron a una academia de baile, pero yo les dije que mi pasión y vocación era el cante. Así que me llevaron junto a una persona que ha sido esencial en mi carrera, un profesor y flamencólogo de Jerez llamado Domingo Rosado, que comenzó a enseñarme casi desde el principio.
-¿Existen influencias de su bisabuelo en su forma de cantar? 
-Es curioso, pero yo conservo una grabación suya y puedo saber cómo era su estilo gracias a ese documento, aunque ya estaba muy mayor porque se lo grabaron en Barcelona apenas dos o tres años antes de fallecer y contaba que ya no tenía gusto para cantar. Decía que como era viejo y no bebía le faltaba ese ‘puntito’ necesario para cantar como a él le gustaba. De todas maneras, en esos cantes que conservo de él se adivinan su eco y las formas. Siempre me he preguntado cómo tendría que haber sido mi bisabuelo con veinte años cuando iban a buscarlo para cantar en Sevilla. Me causa un amor tremendo pero un respeto aún mayor cuando lo escucho. Lo tengo metido en mis sentidos. Tiene una forma muy particular por soleá y siguiriya. Siempre sueño sentarme en una silla y cantar la soleá como la hacía el Mezcle, pero todavía no me he atrevido.
-¿Por qué? 
-Por eso mismo, por el inmenso respeto que le tengo. Y, además, como es algo que no ha salido a la luz todavía siento algo tan especial que nunca encuentro el momento oportuno para hacerlo.
-Es curioso que en el flamenco se tenga tan claro el concepto de clasicismo y tradición y que queden tantas cosas por descubrir… 
-Es que es el cante flamenco es una fuente inagotable de conocimiento e inspiración. Además, mi bisabuelo recogió esa manera de cantar tan pura y tan salvaje que tanto nos emociona. Cuando venían las compañías de artistas a Sanlúcar, él se iba a verlas como loco y después llegaba a su madre a contarle que había aprendido un cante nuevo. Él ponía la oreja en los ensayos o en las actuaciones y se guardaba en la memoria lo que había escuchado y lo reproducía después a su manera. Era increíble la forma en la que aprendía a cantar. Por esos detalles creo que el flamenco antiguo es tan auténtico, rico y sorprendente. Es fundamental tener muy presente toda esa riqueza porque los antiguos tenían que buscarse la vida para aprender sin las ventajas tecnológicas con las que contamos en nuestros tiempos. También estoy convencida de que aquella idiosincrasia era el caldo de cultivo perfecto para que se crearan tantos estilos y que brotase con tanta fuerza la diversidad y la personalidad de los artistas.
-¿Se puede crear? 
-Es cierto que partimos de una base muy arraigada, de unos cimientos muy sólidos, pero luego cada artista tiene sus formas, sus necesidades de expresión. Todo eso es lo que a la postre hace que el flamenco siga siendo un arte extraordinariamente vivo. Ahora, siempre digo que me hubiera gustado vivir esa época del flamenco.
-¿Se toma un día concreto la decisión de ser profesional o es la vida misma la que le va llevando? 
-Un día se toma, pero la clave es lo segundo, es un proceso largo, que comienza en la infancia y que lo vas madurando con el tiempo. Cuando eres una niña no eres consciente del momento en el que es un juego y pasa a convertirse en una opción de cara al futuro. Pero ha sido una decisión fundamental en mi vida queme ha llevado a vivir momentos realmente mágicos.
-¿Ha pensado cómo va a ser el concierto de esta noche? 
-Fíjese, llevo como un mes sin cantar y se me caen los techos de la casa encima. Y le cuento esto porque tengo tantas ganas de cantar, de sentarme con la guitarra que la otra noche el recital que voy a dar en Logroño lo di tres o cuatro veces en sueños en la cama repasando los cantes. En realidad es que tengo muchos cantes en la cabeza y cuando llegue el jueves vaya usted a saber. Decía una cantaora de mi pueblo que cuando llegaba al teatro y veía a la gente cómo estaba vestida y así decidía cómo iba a ser el recital. o Esta entrevista la he publicado en Diario La Rioja