
Todo es mentira en Cataluña. Todo es verdad en Cataluña. Hay represión policial pero no la hay. Los Mossos constituyen un cuerpo policial en el que sus benjamines ensayan pateando cabezas de guardias civiles. Su mayor Trapero acude pesaroso a la Audiencia y vuelve feliz sin pasaporte a Barcelona. ¿Quizás por última vez? Las empresas no se van, se precipitan en su huida. La realidad no existe. No son nacionalistas en Podemos pero apoyan sistemáticamente cualquier humo que emane del proces y sus cabecitas adyacentes, como Colau, que es lo que nunca dice ser cuando aparenta ser lo que en realidad no existe para acabar diciendo lo contrario de lo que hablaba. Los tanques eran los bancos que se esfuman de las ramblas mientras los Jordis saltan de coche en coche de la policía hasta llegar al talego en un estrépito absurdo de barretinas. Decide una jueza. Pero son presos políticos porque así lo expresa cualquier podemita con folio en mano y escaño bajo el culo. La Constitución tampoco vale nada ni nadie. Nadie la aprobó, nadie la votó y nadie la cantó. Guardiola dedica un gol a los Jordis. ¡Tot el camp es un clam! Pero cuando juega el Barça baja el estrépito de las caceroladas. La revolución necesita el respiro del gol, mientras las chicas de las CUPs juegan a la pocha sin Piqué. Y Manolo Escobar se descuelga como el gigante que nunca dejó de ser por los balcones para asombro de los barrios altos, azorados sus vecinos por el porrompompero mientras sale una y otra vez en TV3 Otegui explicando exactamente en qué consiste la Democracia y el derecho a decidir. Nosotras parimos paridas y nosaltres decidimos lo que nos plazca. Es la nueva ley compensatoria de Junqueras, vicetiple con barriga y colchón donde hace pilates Puigdemont antes de cada DUI.
# Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja