¡INDEPENDENCIA DE CATALUÑA YA!
Estoy deseando ver salir al balcón de la Generalitat a Puigdemont, de la mano de la presidenta del Parlament, Junqueras y Luis Llach, y proclamar la independencia de Cataluña. Al lado del president, suspiro por ver a Artur Mas, Pilar Rahola, Rufián y Bartomeu con una bandera del Barça en una mano y en la otra la pertinente citación judicial ardiendo, porque en la próxima República Catalana ya no regirán las leyes españolas y se dictará una providencia para perdonar cualquier corruptela. Arderán las leyes españolas, se quemará cualquier recuerdo de la rojigualda en una nueva nación que se escindirá de la Nación de Naciones Madre (España) con un fondo de iberismo apaleado que llevará la libertad a los aporreados pueblos del Maresme. Puigdemont president y miles de señeras temblorosas y llenas de luz se izarán por todas las comarcas, las iglesias redoblarán sus campanas al unísono y habrá ríos de cava que brotarán desde San Sadurní hasta desembocar en el Llobregat y celebrar la decapitación de la estatua de Colón de Barcelona. En toda revolución que se precie hay que descabellar alguna estatua y ni el buen Pujol se cree que don Cristóbal partiera con sus naves del Pals, tal y como sostienen los empedernidos historiadores por la independencia. Sueño con Puigdemont yéndose a cenar tras la culminación, con su nueva constitución bajo el brazo, y con el conde de Godó ilustrando la portada de su periódico con rotundas alabanzas al destino histórico de su pueblo. Habrá bailes de disfraces, monas de Pascua, la gente será mucho más feliz que antes y se darán a sus cuerpos sin miramiento ni vergüenza. La Cataluña independiente será procaz al menos una noche. Al día siguiente, ya se verá. Pero eso a nadie le importa. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja