OPORTUNISTAS

El político es oportunista por naturaleza; la esencia misma de la cuestión ha generado personajes con una capacidad, se diría que asombrosa, para carecer de cualquier identidad asentada e intercambiarla por la que proceda en el momento que las circunstancias así lo aconsejen para su crecimiento personal. Sánchez fue la baza de Susana Díaz cuando ésta se temía que el PSOE podía girar a la izquierda si Madina llegaba a la Secretaría General del partido. Pero Sánchez buscó su espacio y comenzó a abandonar aquella posición inicial poco a poco hasta repeler a la nomenclatura socialista clásica (incluido Madina) por su alocada búsqueda de apoyos para llegar a la Moncloa. Lo hizo primero con el ‘Pacto del abrazo’ con Ciudadanos y las malas lenguas aseguran que estaba preparando una especie de ‘Frankestein’ de partidos con Podemos, sus confluencias y los nacionalistas catalanes de la mano de Iceta, que parece empeñado en llevar al PSOE al último de los cataclismos que nos queda por ver. Sánchez intercambió posiciones como Santi Vila, conseller de Cultura de la Generalitat, español sobrevenido (culturalmente) pero independentista catalán no por nacionalista. No, sino porque dice que «hay una atrofia de organización y reparto de poder del Estado que ha provocado que Cataluña se sienta incómoda. Hay un reparto económico injusto y político distorsionado que disloca». Vila tiene hasta un premio taurino, el que le concedió la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña ‘A la defensa de las libertades’, por su inequívoco posicionamiento a favor de la pervivencia de la tauromaquia. Pero lo hicieron consejero y cambió, y se olvidó de aquello y de lo que fuera menester olvidarse: «Hoy en día se impone una nueva espiritualidad que tiene que ver con la vida en general y que es respetuosa con los animales», ha dicho el pajarito. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja