LA ‘EXPAÑA’ OTEGUIANA

Óscar Romero, sucesor de Diego Cañamero en el SAT –ahora diputado de Podemos– ha pedido la independencia de Andalucía. Con la soberanía andaluza «se facilitaría el desarrollo económico y social», y ha rematado el aserto puntualizando que aunque «los procesos catalán y vasco están en una situación más avanzada, de lo que se trata es de organizarse desde abajo para que se escuche la voz del pueblo». Romero asegura que «somos nacionalistas para ser internacionalistas, porque un trabajador es lo mismo en cualquier lugar». Jordi Turull, presidente del grupo de ‘JxSí’ y dirigente del PDC (es decir, lo que va quedando de CiU), acaba de descolgarse con lo siguiente en plan adivino: «Si todo sale como lo tenemos previsto, en las Fiestas de Gracia de 2017 ya habremos proclamado la independencia de Cataluña». A su lado Mireia Vehí, de la CUP, que aboga por el referéndum unilateral: «Es el mecanismo que más nos legitima ante la comunidad internacional», dijo. Puigdemont no le anda a la zaga a la CUP y se pone pitoniso: «Los que hoy combaten un Estado catalán intentarán gobernarlo». Es la gran metáfora de la ‘Expaña oteguiana’, en la que la etarra Elena Beloki (salida de la cárcel hace dos semanas) cierra la lista de EH Bildu de Guipúzcoa, esa misma lista que quiere encabezar el ínclito Arnaldo: «Seguiré haciendo campaña diga lo que diga el Tribunal Constitucional», proclama por todos los lados en un desesperado desafío a la legalidad y a la dignidad, con sus voceros instalados en determinados medios y en evidentes sectores que navegan en el sí pero no, en la ambigüedad. Y es evidente que no es posible ser lánguido ante esta realidad centrífuga en la que se ha instalado un país después de dos elecciones y con pocos visos claros de poder formar una mayoría constitucional para hacer a esta ‘Expaña oteguiana’ en la más invertebrada de las Españas. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja