MARNIE, LA LADRONA

Había en mi casa vieja un cartelito en una puerta en el que se leía ‘Cuarto de contadores’. Aunque sabía que no, cada vez que lo veía antes de subir por las escaleras, me gustaba imaginar que si giraba aquellos goznes quizás me asombraría con un montón de señores contando dineros –no cuentos, ni asombrosos relatos de piratas o jenízaros–, sólo monedas y billetes; montones de pasta acumulados, sin duda, por impecables golpes y fabulosos butrones. Es decir, algo parecido a lo que han hecho con descaro absoluto Cristina de Borbón –Infanta de España e hija y hermana de Rey– y su ‘talonmanista’ esposo. Han robado como ‘Marnie la ladrona’; han estafado a instituciones y empresas privadas, han dilapidado fortunas en un fabuloso palacete como el de Pedralbes y han situado a la Jefatura del Estado en una situación imposible en el momento más decisivo de la historia de España desde la Transición. Sin embargo, el Gobierno en funciones ha decidido salvar a la Infanta del juicio y ha consentido que la abogada del Estado, Dolores Ripoll, diga en su alegato ante el juez que lo de ‘Hacienda somos todos’ es un mero eslogan publicitario; puesto que un delito fiscal sólo perjudica a Hacienda, no a los contribuyentes; es decir a todos y cada uno de los españoles. Lo que se juzga, según la señora Ripoll, es una cuestión entre la Infanta y la Agencia Tributaria; y como ésta no se considera robada no hay motivo para la acusación y no debe ser juzgada. Tan increíble y estrafalario como que aquel cuarto de mi infancia estuviera atiborrado de señores sumando billetes y no de grises aparatos contando kilowatios, que es lo que finalmente descubrí al abrir la puerta y comprobar la oscuridad fría y rutinaria de aquel torvo agujero. Eso es lo que hace el Gobierno convirtiendo al Estado en un agujero negro para salvar a la Infanta y dejar a Felipe VI y a la Corona al borde del caos. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja