SUSANA, PEDRO Y LA CATÁSTROFE
Podemos se ha instalado en la vida pública con un fulgor inesperado; de la nada de la Tuerka al ‘prime time’ de los debates a gritos de las televisiones, y de ahí a las urnas con una supremacía en las encuestas que está poniendo patas arriba el tradicional y hegemónico liderazgo del PSOE en la izquierda española. Es enternecedora la manera en la que Pedro Sánchez suplica por su espacio mientras Susana Díaz, su otrora valedora frente a Madina, es cada vez más consciente de que con este apuesto dirigente la debacle socialista apunta maneras de catástrofe. Es un hecho que se ha generalizado la sorna y el ninguneo a Sánchez tras perderse por las avenidas de Washington, llegar quince minutos tarde al plató de Espejo Público o enterarse por los papeles de que Zapatero se reunió en secreto con Pablo Iglesias en casa de Bono, que no es una casa cualquiera, y encima, con la compañía de Errejón, el becario más afortunado de todas las universidades de España. Estoy seguro de que Susana sabía perfectamente la maniobra de ZP y desde ese momento comenzaron a salir cosas extrañas en la idílica formación ‘podemita’. El susodicho caso Errejón, los turbios asuntos en Rivas de la novia de Pablo, que es de familia comunista ‘pata negra’, y ahora Monedero y los 425.000 euros que ha facturado una empresa suya que carecía de trabajadores. Y claro, Podemos ha entrado en modo esperpento con declaraciones como las de Iglesias en las que se ha lamentado de que en España «no haya más empresarios como Monedero»; empresarios –apostillo– sin una sola nómina pero a sueldo de países tan democráticos como Venezuela, régimen al que ha asesorado para crear una moneda bolivariana, llorando, eso sí, un Orinoco cuando falleció Chaves. A todo esto, Rajoy se lo está pasando en grande con Soraya, su otro yo. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja