A MÍ TAMPOCO ME SIGUE IRINA SHAYK

Desde que me he enterado de que Irina Shayk ya no sigue a Cristiano Ronaldo en Twitter no soy capaz de conciliar el sueño (y apenas como). Pobre Cristiano, adormecido él con su flamante Balón de Oro, con su poderoso torso de David de Miguel Ángel desnudo al meter un gol de penalty, rico de todas las riquezas, goleador en todos los encuentros, pecholobo, gritón, todo lo que se quiera, pero abandonado por Irina, que ya no le sigue en Twitter. Eso sí, desconozco si lo hace en Instagram, pero lo dudo, puesto que Irina cuando deja alguien no creo yo que permita resquicios para que los atraviese la más mínima brisa de esperanza. A estas alturas ya no me pregunto quién es Irina Shayk, qué ráfaga de inconsistencia le habrá llevado a abandonar al astro luso en esas redes sociales y si utiliza -al revés- la estrategia de Messi para su desamor con el Barcelona siguiendo al Chelsea de Mourinho. ¿Seguirá Irina Shayk ahora a Messi? Me pregunto acomodándome mis gafas mientras rebusco entre los motores de búsqueda de las redes sociales y me encuentro con que Romario se ha echado una nueva novia. No se alarmen, no es Irina Shayk; es una amiga de su hija, no de Irina, sino de Isabellinha. La joven se llama Dixie, tiene 19 años y se ha enamorado del ahora senador. Sí, amigos, Romario ejerce ahora de parlamentario en el Senado de (me) Río de Janeiro. Hará discursos de rabona, interpelaciones de ‘Folha de Vaca’ y taconazos con sus piecitos de gato a los demás senadores cariocas mientras le espera Dixie cantando un tema de Joan Báez en la playa de Copacabana, con muchas garotas con el mechero encendido balando la balada de despedida de Irina a Cristiano en Twitter. Cosas de futbolistas. O, mejor dicho, de periodistas sin ideas que quieren que gane el Madrid esta noche al ‘cholismo’. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.