YO YA NO

Saben una cosa. Yo fui de izquierdas, tenía para mí en aquellos tiempos (lejanos, sin duda) que la indignación ante la pobreza y el deseo de igualdad era patrimonio exclusivo del autocalificado pensamiento progresista. Con el tiempo me fui dando cuenta de que la realidad era bien distinta y que la respuesta efectiva ante la desigualdad tendría que partir de la igualdad de oportunidades. Es decir, no quiero un Estado que me diga siempre lo que tengo que hacer, sino un Estado que me deje hacer; una fiscalidad que corrija el caos de la realidad humana pero que no se esconda en su moral para diseñar políticas sociales y educativas. Es decir, la libertad ha de ser la base de unas relaciones sociales dignificadas siempre por la solidaridad, no por las creencias ni los mitos, tal y como sucede en la actualidad con estos mundos de Yuppie de Podemos, IU y muchos socialistas transidos, sin duda, por el pensamiento utópico de los Falansterios donde no existía la propiedad y en los que cada individuo trabajaba según sus pasiones. Sin embargo, Manuel Valls, primer ministro socialista de la República francesa, lo tiene claro: «La izquierda puede morir si no se reinventa, si renuncia a gobernar, a participar en la construcción europea, si renuncia al progreso. A un progreso económico, social, educativo y energético». He alucinado en colores porque desde que ZP llegó al poder no he escuchado a ningún líder de izquierdas español hablar en estos términos. Casi todo es demagogia, cortoplacismo, y toda suerte de irrealidades revolucionarias incapaces de responder en la más mínima medida a lo que sucede cada día en la calle. Valls habla claro: «No hemos tenido un presupuesto equilibrado en 30 años». Se imaginan a un dirigente español de izquierdas hablando así. Yo ya no. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.