MÁS ESPAÑA ES MÁS LIBERTAD
En la película ‘Senderos de Gloria’, de Stanley Kubrick, el coronel Dax (interpretado magistralmente por Kirk Douglas) espetaba al general George Broulard que «el patriotismo era el último refugio de los canallas». La frase había que entenderla y tenía todo su sentido en el contexto de la Primera Guerra Mundial y cuando el despiadado general aspiraba a ser condecorado ordenando un ataque suicida de sus propios soldados a la maldita colina de las hormigas. Pues bien, yo me crié con aquella idea a marchamartillo y hoy en día buena parte de la izquierda española –lugar en el que un día habitó mi memoria– la sigue llevando cosida a todos sus complejos a pesar de que la patria ya no te obliga a conquistar ninguna colina y es la garantía de los derechos en un mundo repleto obligaciones. En España hemos desertado de nuestra patria y hemos dejado durante generaciones (especialmente como consecuencia del pacto de la Transición) que el sentimiento de pertenencia a una idea de libertad (que es lo que básicamente representa España en mi universo político) se haya troceado en pequeños entes de poder tribal en los que han ido creciendo castas de mandatarios que han confundido sistemáticamente el porvenir de sus ciudadanos con el de ellos mismos. Los casos más extremos son el País Vasco y Cataluña, donde ejercer el hecho de ser español ha tenido un coste salvaje en las provincias vecinas y un futuro desolador en los ‘territoris’ del señor Mas y sus cohortes (ésas que suelen radicar sus fondos financieros en los bancos de la neutral Suiza). Yo no me considero patriota, sino un mero ciudadano español que quiere se respeten las leyes de España en todo el territorio nacional, y que humildemente aspira que la Nación deje de retroceder de tantos sitios donde desgraciadamente parece que la han escondido. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.