YO YA NO ENTIENDO NADA

No sé muy bien las razones pero François Hollande (por muy presidente que sea de la República Francesa) siempre me había parecido un tipo irrelevante, con un discurso nada atractivo y con un vago aroma amontillado; es decir, a José Montilla, el presidente de la Generalitat que hubo dejado tras su mandato a Cataluña como un erial sin apenas gesticular ni un nanogramo. Convendrán conmigo que François Hollande no es precisamente George Clooney y que en su rostro aparecen más rasgos de contable que de esa especie de Don Juan que ha demostrado ser tras engañar primero a Segolene Royal (madre de sus hijos) por la periodista y actual primera dama de Francia, Valérie Trierweiler, y a ésta a su vez con la actriz Julie Gayet. Las crónicas revelan, además, que las infidelidades de Hollande han terminado en procesos traumáticos para las señoras a las que ha traicionado y que incluso Segolene –excandidata en su momento al Eliseo– ha visitado a Valérie Trierweiler en la clínica donde tuvo que ser ingresada tras sufrir un ataque de nervios al conocer las andanzas de su marido con la actriz. Y que para que nada faltara en este monumental escándalo político y sexual, François y Julie tenían su nidito de amor en una casa propiedad de Michel Ferracci, un mafioso de primera implicado en un escándalo de extorsión de fondos de los círculos del juego parisino. ¿Se imaginan qué sucedería en España si a Rajoy le descubrieran un lío tan increíble como a su colega francés? Ustedes dirán que no, que con Mariano semejantes romances serían imposibles, utópicos, inalcanzables. Pues les reto a que observen detenidamente a François Hollande, vean sus vídeos, escuchen sus discursos. Parece que no tenga a nadie dentro, casi como Mariano. La realidad tiene pliegues inescrutables o es que yo ya no entiendo nada. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.