LA DERECHA DESCOYUNTADA

El desconcierto que en estos momentos viven los votantes del Partido Popular tiene tintes cuasi apocalípticos. Existe una especie de descoyuntamiento de la derecha en España como no se recuerda desde los tiempos de la UCD y aquellas familias que estallaron en aquel mítico congreso de Mallorca donde florecieron todas las traiciones: los liberales mataban a los conservadores, los democratacristianos se asesinaba entre ellos, los centristas eran perfectamente laminados por el aparato y al final se quedó el pobre Landelino Lavilla con su frente despejada y tres escaños, tres. Rajoy se fue a México tras perder sus segundas elecciones frente a Zapatero y organizó el congreso de Valencia para refundar el PP y hacerlo a su imagen y semejanza: liviano, incoloro, inoloro y plasmático. Todo pasa por la economía, no hay más que economía y cualquier cosa que no sea tal cosa parece importarle poco a un presidente del Gobierno al que se han puesto en frente los militantes que no pasan ni por la dejación que ha hecho ante el problema de los separatismos catalán y vasco y el oprobio que han sentido las víctimas del terrorismo con esa política continuista del último gobierno socialista. Así, el PP en Cataluña y el País Vasco ha quedado al pie de los caballos y está a un paso de convertirse en una fuerza casi extraparlamentaria: UPYD y Ciudadanos se han llevado una buena parte del descontento, y ahora VOX, con uno de los iconos esenciales para entender lo que significa la lucha por la libertad en España: José Antonio Ortega Lara, el mayor símbolo de la dignidad para la mayoría de los militantes del PP. Da la sensación de que la renuncia ideológica sostiene un partido que vive en el filo por los nubarrones de Gürtel y sus interminables desinencias. La mayoría de los votantes no sabe a estas alturas qué pensar. ¿Sabrán qué votar? (Lo dudo). # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.