¿QUÉ SABRÁ MAS DEL QUERER?
No hay cosa peor en un país que sus líderes confundan su voz con la del pueblo. Mas dijo ayer la sandez de que «Cataluña quiere a España pero ya no confía en el Estado». Conviene analizar detenidamente la cantidad de retruécanos y falsedades que contiene la sentencia de un president que se entretuvo en calificar en el Parlamento de una Comunidad Autónoma al Estado español de «perdonavidas» e «ignorante». Precisamente él, que desde su cargo democrático es ni más ni menos que la máxima autoridad del Estado en Cataluña y que si es presidente de dicha institución es por la Constitución de un país al que descalifica y desfalca, al que pisotea, ridiculiza y chantajea. Mientras, la mayoría de los votantes mira hacia otro lado, que desgraciadamente es lo mismo que permanecer atento a uno de los múltiples canales donde cada día y a cada segundo se bombardea a los telespectadores/súbditos con el único mensaje de la independencia, de lo mala que es España y de lo bien que nos irá cuando seamos por fin libres. En el momento en el que Mas asevera que «Cataluña quiere a España» olvida que Cataluña es parte esencial de España y España no sería exactamente España sin Cataluña, como no lo sería sin La Rioja o Asturias. Además, qué sabrá Mas del querer. ¿De qué forma mide la temperatura fraternal entre millones de ciudadanos? Mas sólo se quiere a sí mismo y pone la disculpa de un país inventado que quiere construir desde la identificación del hecho diferencial como una barrera de entendimiento en la rica diversidad de una España que no es única ni monolítica como él sostiene. Para hablar catalán niega el castellano, para subir su bandera necesita que los Mossos arríen la española, para justificar su Cataluña imperial la emprende con una especie de colonización cultural en la que si no estás en el ajo ya te puedes ir marchando. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.