SOY MUJER Y ENCIMA RUBIA

No me digan que no tiene gracia que el amigo Bárcenas haya decidido demandar al PP de Mariano por despido improcedente. Y es que el club de la comedia de la corrupción es un ámbito que carece de confines: son tan amplias y versátiles las posibilidades que ofrece que cuando Rajoy habla de los partidos estrafalarios a este pobre plumilla le vienen a la cabeza las siglas de unas cuantas formaciones, comenzando precisamente por la suya, la del partido del Gobierno, la de los papeles del demandante otrora puesto donde se le puso por el propio presidente a sabiendas o no (eso no hay quien lo sepa) de que iba amasando un fortunón al compás de sus compraventas de cuadros y al sórdido ritmo de los sobres, los sobresueldos y esas bulas que manaban de su altísimo despacho genovés. Pero en Ferraz las cosas no van mucho mejor, van peor si cabe. Rubalcaba, sepultado por su incapacidad en el debate del Estado de la Nación, se ha convertido en un auténtico ‘walkindead’ ya descabezado entre las salidas de tono de su ex-colega Pera Navarro y Tomás Gómez, auténtico síntoma ambos de la incapacidad de la izquierda española para situarse en la realidad que estrangula la economía y la raíz del crecimiento: hablar de gasto e inversiones públicas para dinamizar la cosa tras el fracaso de aquel ‘Plan E’ suena sencillamente a broma macabra, casi tan repelente como los vínculos de varios ediles catalanes con la mafia rusa o las turbias relaciones de la princesa Corinna zu Sayn-Wittgentein con la Familia Real. Ella, que no quiere ser una celebridad, dice que colabora con España de manera delicada y confidencial. «Soy mujer, y encima rubia, lo cual complica las cosas aún más», relató. Y no sé, pero cuando lo dijo me acordé de Bárcenas, que como todo el mundo sabe es tía y tiene los cabellos dorados. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.