IÑAKI (GABILONDO)

En la fenomenal entrevista que le ha realizado mi compañero y amigo Eloy Madorrán a Iñaki (Gabilondo), el periodista donostiarra deja algunas perlas sorprendentes que sin duda han zaherido mi alma de mediocre plumilla provinciano: «A periodistas y políticos se les reprocha lo mismo, alejarse de la sociedad», explica el insigne comunicador. Sin embargo, yo lo que creo es que la sociedad nos confunde, no diferencia muy bien a los periodistas y a los políticos porque en realidad parecemos la misma cosa porque no hay más que ver la forma en la que muchas ocasiones los medios se convierten en altavoces de los intereses partidarios y partidistas. E Iñaki (Gabilondo, para más señas) ha sido uno de los abanderados de esa estrategia de decir en la radio (y ahora en multitud de plataformas) lo que le ha interesado comunicar en virtud de las simonías que paga y en las que bebe el grupo mediático al que pertenece. Y no sólo es Iñaki, no hay nada más que asomarse a las tertulias y a las portadas para comprobar cómo muchos de nuestros compañeros apenas son algo menos que correveidiles manejados como marionetas en las que sus opiniones son tan previsibles como que el nuevo papa vestirá de blanco. Pero este escándalo va mucho más allá que la afinidad ideológica, los grandes medios (radios, teles y periódicos) se han instalado en unas barricadas en las que la ideología se entrevera dramáticamente con el peso del poder al que defienden, promocionan o sostienen. Se acaban de cumplir nueve años del 11-M y e Iñaki sabe como muy pocos cómo se cocieron las cosas en los medios para cambiar en apenas dos días el sentido de unas Elecciones Generales. «El periodismo tiene que poner rumbo al hombre», asevera Iñaki; es decir, no decir nada pero decirlo solemnemente, con la voz engolada y mirando fijamente a los ojos. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.