FALETE SALTA, ESPAÑA RÍE Y SOLARIA SE VA

No tenía muy claro si escribir esta columnita sobre la huida de Solaria (deslocalización que dicen los analistas financieros) o el salto al agua de Falete. La primera se ha escamoteado del tejido productivo riojano con un mar de dudas sobre sus verdaderos intereses y sin saber a ciencia cierta a qué vino, si es que vino y con qué intenciones lo hizo. Solaria es espuma como el agua disipada por la anatomía espesa de tal Falete cuando saltaba en plan palillo desde el trampolín tras cinco interminables minutos de ruegos y plegarias a su altarcillo de vírgenes y santos. (Dios los quiere convencidos, pensé). Falete con un traje de baño de lunares y revuelos; Solaria con el trajín de sus despidos y añagazas, con diatribas políticas sobre si se han llevado al cielo de los paneles solares ese mogollón de pelas que denuncia Gil Trincado o lleva razón Sanz, que responde que «ni un euro». (No estaría mal que alguien lo aclarara y si ha sucedido lo que denuncia el PR+, que devuelvan hasta la última moneda o que alguien dimita). Y es que para espuma la de Falete, el rollizo cantante ambiguo con culo de limousín, labios de macramé, cara de hogaza de pan y pelo de niñera pillada con el hombre de la casa. Pero me temo que es mucho más limpio el ridículo salto al agua de este ‘sireno’ de Antena 3 que la sorpresa aquella de acercar una multinacional a Fuenmayor cuando la casa putativa del asunto (Electrolux) plegaba velas al ver lo que se avecinaba por estos pagos. La maniobra a Pedro Sanz le ha salido furtiva. Mientras, Falete salta, España ríe (yo lloro), Solaria se va y la cosa se queda como un erial salpicado de la espuma del artista, de su triquini de topitos, de las acusaciones de Gil Trincado y de ese mirar para otro lado que tienen desde el Palacete, que mire usted por dónde, hasta me rima con Falete. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.