CÓMO HEMOS LLEGADO A ESTO
No puedo ocultar mi decepción por la multitudinaria manifestación independentista catalana del martes. La imagen era abrumadora y el mensaje no tenía vuelta de hoja. La declaración de independencia de Cataluña es sólo cuestión de tiempo y la gestión de todos los acontecimientos que llegarán después una incógnita de la que sólo espero que no desemboque en un escenario de enfrentamiento y violencia. No quiero ni por un segundo pensar en lo que sucedió en los Balcanes en los noventa; de hecho nadie lo pensaba, pero sucedió. Lo que me apena es cómo hemos llegado a esto, la manera en la que una de las regiones más prósperas de España vive en un singular cataclismo económico y como la crisis se ha convertido en un grito de pasta por independencia, acuerdo fiscal o nos vamos de España. Artur Mas sabe que la ruina del sistema catalán tiene mucho que ver con la catástrofe del tripartito (PSC-ERC-IV) y una gestión que disparó el déficit hasta límites insostenibles con la aquiescencia del gobierno de Zapatero, que prometió un Estatut imposible a sabiendas de que jugaba con algo tan preciado como los sentimientos. Cataluña se ha encerrado en sí misma (palabras de Loquillo) pero los catalanes tienen todo el derecho a pensar en que la identidad es lo primordial y que con su nación-estado-soberano serán más libres y prósperos mañana que hoy. Yo lo dudo, no como español, lo dudo como ciudadano que cada vez aborrece más los Estados, los estadios y las banderas. No hace mucho tiempo creía que España era un lugar para convivir; lo creía sinceramente, pero veo tanto arribista y tanto ‘vendepatrias’, que a lo mejor ese sueño de la concordia constitucional ha desaparecido en el lodo fangoso de nuestra memoria. # Publicado en Diario La Rioja