FANTASEANDO

Les voy a hacer una pregunta sin mala intención, lo prometo. Imaginemos que el ganador de las pasadas elecciones autonómicas hubieran sido Ciudadanos o el PP y que para formar mayoría tendrían que echar mano de Vox como el PSOE ha tenido que sumar a la candidatura de la presidenta Concha Andreu los votos de Unidas Podemos. No es un paisaje imposible porque este aberrante fenómeno –que proclaman muchos que yo me sé– ha sucedido en otras regiones de España como Murcia, Madrid o Andalucía. Sigamos fantaseando un ratito más con que el partido ultramontano de Abascal se hubiera fragmentado en dos como le ha sucedido a la extrema izquierda riojana. Y que uno de los dos escindidos ultraconservadores, puesto por el dedo de Ortega Smith (es un decir), hubiera exigido para apoyar al hipotético gobierno de derechas regional la mitad –sólo la mitad– de lo que han mercado Raquel Romero y su séquito de hombres de negro: consejería de no se sabe qué, latisueldos por doquier y un seguro de vida de cuatro años como un cheque en blanco para mantener sus principios intactos. Es más, ¿se imaginan a uno de los asesores del hipotético consejero ‘ultra’ con una historia tuitera como los del tal Mario Herrera sobre Carmen Calvo, Adriana Lastra o Irene Montero? No lo hubiera soportado nadie. El ruido mediático sería tan ensordecedor como todos aquellos que bramaron desde Madrid cuando Raquel «secuestró» La Rioja, que escribió Pablo Simón, politólogo de cabecera de tantos y tantos amigos míos, cuando Podemos votó dos veces no a Concha Andreu. He aquí mi pregunta: ¿Mide por igual la sociedad y el periodismo riojano a todos los partidos e ideologías? o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja