VOX Y LA ENCRUCIJADA DE PP Y CIUDADANOS

Cuando Vox apareció en el panorama electoral, acarreado por Vidal Cuadras, era poco más que una disidencia del PP en el que gravitaban buena parte de los desconsuelos que había provocado el ‘Marianismo’ por su papel paniaguado respecto al tema catalán y vasco y tantas cosas más. Tras el fracaso electoral de Vidal Cuadras, Vox se reinventó de la mano de Santiago Abascal y un pequeño grupo de demagogos como Espinosa de los Monteros y Ortega Smith, que han trazado una estrategia para amalgamar el voto de una derecha sociológica española harta de la inacción del Partido Popular en tres aspectos fundamentales: Cataluña (los nacionalismos en general), las leyes de género y la inmigración. Vox ha creado un batiburrillo ideológico primario y de respuesta rápida y en su crecimiento desde los comicios andaluces se han subido al carro ilustres personajes como Iván Vélez y José María Marco (a los que declaro mi admiración intelectual) pero también ultras y retrógrados que aseguran que la homosexualidad es una enfermedad o que cuestionan determinados tipos de totalitarismo además de la impresentable cuestión de las armas. Cuando se ‘hurga’ en las biografías de determinados ‘caudillos’ voxianos aumenta el estupor. Si Podemos nació del cabreo generalizado en el momento más amargo de la crisis con la anuencia de la Moncloa, Vox se está cociendo al calor de un ‘Sanchismo’ que necesita tener un enemigo evidente que contamine de ‘fascismo’ cualquier intento de una respuesta desde el Constitucionalismo a su rendición al supremacismo catalán y a sus cómplices nacionalistas vascos. PP y Ciudadanos están en una encrucijada irresoluble a no ser que unan sus fuerzas electorales para no depender o morir por Vox y la Ley D’Hondt. o Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja