PODEMOS Y VENEZUELA
Una de la ideas más recurrentes en los silogismos dialécticos de Podemos es que la Constitución Española cercena de raíz cualquier posibilidad de evolución democrática en nuestro país. Iglesias lo dejó claro en su primer discurso como secretario general del movimiento morado: «Hay que comenzar un proceso constituyente para abrir el candado del 78 y poder discutir de todo». Una de las claves ideológicas de Podemos y sus distintas confluencias regionales ha sido intentar vaciar de legitimidad la Constitución Española convirtiéndola es una especie de deposición del Franquismo y que su partido es la «única alternativa frente a un régimen que se derrumba». A partir de ahí, apoderándose del 15-M, se ha fraguado la nueva izquierda más allá del PSOE, en la que se ha disuelto IU y se han fundido distintos grupos nacionalistas o estéticamente antisistema. La mayor parte de os votantes de Podemos y el resto de la ciudadanía mira a Venezuela con asombro ante el golpe de estado institucional que pretende dar Maduro (apoyado por el riquísimo ejército bolivariano) sojuzgando a su pueblo y falseando farragosamente votaciones y comicios. Sin embargo, las élites de Podemos, muchos de ellos asesores de Chávez y de su sucesor, asisten en silencio ante la balandronada que están cometiendo, cuando no atacan a la oposición democrática al chavismo, tal y como acostumbra Garzón. Resultan asombrosas las dos varas de medir de Podemos: severísima con la Constitución Española y extremadamente dúctil con las leyes bolivarianas que han convertido a uno de los países más ricos de América en una verdadera cárcel en la que habita la corrupción, la falta de libertad y la violencia contra el pueblo. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja