PAREZCO RAJOY

No sé qué me pasa últimamente pero siento como una especie de languidez que me penetra por el costado, se enrosca a la columna vertebral y se deposita en mi cabeza más o menos a la altura de dónde dicen que brotan las ideas. En mi caso, donde brotaban, porque aunque me he considerado siempre más ingenuo que genio, de vez en cuando alguna ocurrencia se precipitaba entre las rendijas somáticas de mis hemisferios. Pero ya no, ya no se me ocurre nada. Estoy más perdido que Sabina con sus musas con varices; más desconfiado que José Ignacio Ceniceros con sus compañeros de partido y más despiadado con mi porvenir que el futuro de Errejón en el muy íntimo círculo de poder de Pablo Iglesias. Los precipicios no me escandalizan porque camino por la sima de los vacíos, como Zapatero con zapatillas sentado con el hipócrita Maduro en chándal. Portadón de ‘Abc’, por cierto; portadón y papelón de José Luis Rodríguez, que cuando no es inspiración de Susana se convierte en tormento de un Sánchez que anda por las provincias españolas discerniendo cuáles son nación y cuáles no. Habrá que preguntarle este fin de semana en Aldeanueva si La Rioja es nación de la España plurinacional o se queda en patria chica de los que la habitamos. Tanto más da, dirá, porque en realidad tendremos que ser los riojanos los que decidamos si somos país, región, nación o imperio, que es lo mejor que podemos ser con esos callos del Echaurren como hecho diferencial y esencial de nuestro carácter. Ya se me ha vuelto a ir la olla, parezco Rajoy, tan de perfil, tan como ausente de todo, estando por estar, y dejando las cosas importantes en manos de su fidelísima Soraya, su otro yo, la del pacto oscuro y tenebroso con Puigdemont. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja