MARHUENDA, SÉ FUERTE

Reconozco en virtud de mi acusadísima capacidad barruntativa que tengo talento para imaginarme a Francisco Marhuenda en multitud de papeles, sobreactuando en televisiones y tertulias como una especie de charlatán interminable y platicando sin parar de cualquier cosa con la meta última de defender al presidente del Gobierno en funciones Mariano Rajoy en las circunstancias más surrealista e increíbles. Decían de Franco que lo peor del régimen eran los franquistas, aduladores del caudillo por doquier, ‘agradaores’ del régimen que con el paso de los años cambiaron de chaqueta sin rubor y se convirtieron (desde el minuto cero de la Transición) en aquella fauna oportunista a la que se denominó, no sin sorna ni gracia, como «demócratas de toda la vida». Marhuenda se siente ‘rajoyano’ desde siglos antes de que Mariano supiera que iba a ser una especie presidente ‘estático’ de un gobierno detenido en el tiempo como un daguerrotipo marchitado. Pero lo que nunca podía imaginar es que un ministro del Interior en funciones –Jorge Fernández Díaz– nombrara a Francisco Marhuenda comisario honorario de la Policía «por los merecimientos contraídos en virtud de la labor realizada a favor del CNP». No me digan que no tiene su gracia que designen a Marhuenda ‘comisario’... Pero más allá de la susodicha decisión del ínclito Fernández Díaz, tan inoportuna como generadora del cachondeo generalizado (asómense a twitter), refleja la enorme capacidad de este gobierno crepuscular del PP para hacer de la falta de carácter su modus operandi, de su inoportunismo su sello más genuino. Yo, si fuera ministro en funciones, propondría varias medallas a distintos políticos populares. Joven promesa, sin duda, a Javier Arenas, como adalid de la renovación y a Esperanza Aguirre ‘comisaria’ del ojo clínico. En fin, Marhuenda, sé fuerte. # Este artículo lo he publicado en Diaro La Rioja