NOSOTROS COMO AYUNTAMIENTO

Ha dicho Ada Colau a dos militares (españoles, por supuesto) que prefiere que no estén aquí. Literal y con estas palabras: «Ya sabéis que nosotros, como ayuntamiento, preferimos que no haya presencia militar en el salón». Aquí, para Colau, es el Salón de la Enseñanza que se celebra hasta el domingo en el recinto de Montjuich de la Feria de Barcelona, donde el Ejército (español, por descontado) tiene un ‘stand’ en el que relata las salidas profesionales de la carrera militar. Pero a Colau (nosotros, como ayuntamiento) le molesta el verde oliva de los uniformes del ejército con un argumento metafísico: «Hay que separar los espacios», les dijo a los dos oficiales que, mansamente, miraron a la alcaldesa magnánima y displicente, dispuesta a preferir como ayuntamiento que no ondee la bandera española en un balcón desde que el argumento nacionalista confluye en el disparate lingüístico de «separar los espacios», expresión que me siento incapaz de visualizar. El asunto, en realidad, me parece un ejercicio de hipocresía sólo al alcance de un fenómeno tan inexplicable como ella misma, activista social y política, antisistema, y de brevísima carrera como actriz en una desconocida serie de ‘Antena 3’ en la que daba vida a Luci, una muchacha que tenía uno novio llamado Manel. En una entrevista al ‘Periódico de Cataluña’, la propia Ada reconoció que llevaba «vida de activista desde el año 2001», que es tiempo largo para conocer y hacerse perito en métodos y resortes para protestar y rentabilizar las protestas. Por eso, curiosamente, a las palabras de la munícipe se sumó una ‘actividad’ de una campaña casualmente titulada ‘Desmilitaricemos la Educación’, en la que unos activistas escenificaron muertes de personas con libros en las manos y rodeados de flores. Todo muy bonito. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja