SÁNCHEZ SE LA JUEGA
Hoy voy a empezar esta columnita navideña con una obviedad: Podemos no ha ganado las elecciones (aunque lo parezca). Es inobjetable que ha logrado un extraordinario resultado en el que no conviene olvidar que hay que sumar a las amalgamas electorales que tienen en Galicia, Cataluña y Valencia, sobre las que Pablo Iglesias no posee ese poder absoluto con el que arrasó desde Madrid a la primera ejecutiva riojana, laminada y expulsada al frío glacial de la disidencia. Podemos va a contar con varios grupos parlamentarios en el Congreso y con cuatro cabezas dispuestas a merendarse en dos días a Pedro Sánchez por la mañana y a César Luena minutos después, si es que deciden lanzarse a formar un gobierno conjunto de la cosa de la izquierda. Sería una coalición endemoniada, con PSOE, Podemos, IU y algún estrambótico socio más (tipo ERC), que tendría consecuencias imprevisibles, entre ellas la destrucción absoluta de un PSOE raquítico y dependiente de los más radicales para conformar un gobierno nacido para morir, si es que nace. Pablo Iglesias ha demostrado que es un gran táctico y quiere el poder a toda costa y para ello sabe que necesita fagocitar el espacio socialista. Sánchez está en una encrucijada terrible. El adelanto electoral se lo puede llevar por delante casi con la misma virulencia que un acuerdo con el colectivo morado, a sabiendas de que en el primer encuentro no puede desparramarse ante Rajoy. La situación es compleja hasta el extremo y el cordel más débil es al que se agarran Sánchez y Luena, que además de jugarse su futuro político, están a un paso de lanzarse por un barranco al que pueden precipitarse ellos, su formación y la propia España. Quizás sea el momento de hablar de consensos, de pactos y de formar una gran coalición con compromisos de reforma serios. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja