Meritxell y Arantza como síntomas

Meritxell y Arantza como síntomas de la profunda descomposición que viven los partidos tradicionales en España, el camino que meticulosamente han emprendido hacia la misma nada donde habita el olvido y la frustración y buena parte de los sueños de muchos votantes de buena voluntad que asisten atónitos a este decaimiento. Dice Meritxell, número dos de Pedro Sánchez para las próximas elecciones generales, que una nación «depende del contexto»; y apunta Arantza Quiroga, con su dimisión hirviendo en las manos de Rajoy, que «no he hablado en los últimos días con él». Meritxell llega a un puesto cimero mientras Arantza se va. ¿O es al revés? El caso es que su presencia/ausencia, su discurso largamente impostado las convierte en jóvenes-viejas de la política de siempre que ha llegado a su fin. Ambas son licenciadas en Derecho; las dos han hecho carrera en su respectivo partido y cuando hablan o hablaban era obvio que tiene que salir de su boca un pensamiento acorde a la no beligerancia con la rutina impuesta desde el eje central del núcleo que las gobierna, aunque una de ellas se vaya harta con su partido yerto en una Euskadi foral, rica y con el Concierto Económico a toda vela profundizando en la desigualdad con el resto de España excepto Navarra. Arantza se va y dice que el PP (al borde de la desaparición en el País Vasco) debe ser «vanguardia en la búsqueda de la convivencia, verdad y justicia con las víctimas»; Meritxell se sube al carro y asegura que «Cataluña son sus ciudadanos y sus ciudadanas. Cataluña es un país maravilloso con gente que trabaja y se esfuerza. El problema vino después... con la agitación social que creó el PP recogiendo firmas y con cuñas de radio contra Cataluña. -¿Contra el Estatuto? (le pregunta el periodista). «No, contra Cataluña», insiste la número dos del PSOE. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja