Dice Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, que han venido a regenerar la política y a limpiar todo el panorama de mafiosos, corruptos y demás habitantes de la casta putrefacta. Ellos (es decir, Podemos) son el pueblo y la gente, especialmente la gente, que es la manera que tienen de apropiarse de la injusticias del mundo. Me preocupa la forma en la que tiene Pablo Iglesias de apoderarse de los conceptos y de atraer como un imán al ascua de su sardina todo aquello que le interesa. Y es un tipo listo, muy listo, pero quizás menos de lo que él se cree puesto que mucho antes de llegar al poder revestido de esa especie de pátina de santidad con la que adorna tanto su mensaje como su entonación, nos ha enseñado su patita totalitaria. Parte de la ‘gente’ de Podemos de La Rioja ha podido comprobar en sus carnes el aroma de sus patadas y la manera en la que los ha expulsado del círculo local blandiendo su espada de ‘haces’ de centralismo democrático. Pero hay más, mucho más, y quizás lo más repugnante haya sido la defensa que ha realizado (acompañado de muchos conmilitones) del tal ‘Alfon’, un tipo al que el Supremo ha sentenciado a cuatro años de prisión por llevar el 14 de noviembre de 2012, durante la huelga general, «una bolsa grande de plástico en la que escondía un aparato explosivo, con gran capacidad lesiva, pues contenía un iniciador, dos botellas de gasolina y dos bombonas de gas, así como metralla». El artefacto, como reconoce la sentencia, «estaba destinado a causar graves lesiones e incluso la muerte de una o varias personas que se encontrasen cerca en el momento de la explosión». Y esto es lo que escribió el líder podemita en su Twitter: «Mientras los que quebraron los bancos disfrutan de impunidad, ‘Alfon’ irá a prisión. Me parece una injusticia». Creo que sobran las palabras.
# Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja
