¡VIVA LA CONSTITUCIÓN!

De un tiempo a esta parte parece que la Constitución Española sea una rémora y una cruz que tengamos que soportar los ciudadanos como las ‘caenas’ del felón Fernando VII o las plagas enviadas por el Dios del Antiguo Testamento a los egipcianos. Uno lee los periódicos o contempla determinadas cadenas (esas sí que son ‘caenas’) y no hacen más que aparecer personajes reclamando romper el ‘candado’ constitucional o reformarlo federalmente (asimétricamente, claro) para que se queden unos que se quieren ir y a los que les importa un carajo la Nación y cómo se organice, siempre y cuando paguemos desde la que consideran metrópoli hasta el último euro de su impostura. Dice Pablo Iglesias que tiene un objetivo crucial: «La puesta en marcha de un proceso constituyente para ‘abrir el candado’ de la Carta Magna de 1978». Y es curioso, esa Constitución –a la que apenas nadie tiene bemoles públicos para defender– es la que ha propiciado los mejores años de la historia de España, la que nos sacó de una dictadura y la que nos puso a la misma velocidad de crucero que los países de nuestro entorno. Nunca, repito nunca, en la historia de este bendito país se había vivido con la paz, la libertad y el progreso como con esa ley de leyes a la que ahora denominan ‘candado’ con tanta frivolidad como falta de respeto a la historia y a las personas que han dado su vida por ella, entre las que se cuentan las centenares de víctimas de ETA asesinadas por el hecho de ser españoles y servidores de nuestro Estado constitucional. A nadie se le escapa que la Constitución contiene errores, incluso injusticias como los regímenes forales que dan privilegios a unos españoles sobre otros, pero de ahí a tratarla como se hace últimamente sin que casi nadie reivindique su grandeza me produce tanto dolor que no reparo un segundo en gritar: ¡Viva la Constitución! # Este artículo l o he publicado en Diario La Rioja 

o De la foto: Hacía apenas cuatro meses que Tejero había intentado un golpe de Estado cuando Antonio Olmos 'Chocolate', con 34 años, se lanzó de espontáneo en Las Ventas en la corrida de la Beneficencia el 11 de junio de 1981 presidida por el rey D. Juan Carlos. Sobre la arena torea el antiguo novillero con un Viva la Constitución estampado en la muleta por una parte y por la otra Nobel Paz para el Rey. Antonio Olmos ya era funcionario de le Generalitat Valenciana.