
Hace unos días llegó a mi cuenta corriente –sin previo aviso y sin que ningún ministro lo contara por ningún lado– una nueva subida en la cuota de autónomos, en algunos casos con índices de aumento de hasta el 20 por ciento. Haciendo algunas pesquisas por Internet se descubre rápidamente que la señora Fátima Báñez, a la sazón ministra de Empleo en la época con más parados de la Democracia, coló esta subida en el llamado ‘decreto puente de Navidad’. Así que si a unos ministros y muchos consejeros se les llenaba la boca en diciembre (y el resto del año) con el apoyo y las facilidades a los emprendedores (una forma ñoña de llamar a los empresarios, que suena como muy de derechas), otros cargaban sus tintas de impuestos hasta niveles confiscatorios. A partir de este momento, la base mínima ya no será de 875,70 euros sino de 1.051,50; y los 1,3 millones de autónomos del grupo de cotización 1 del Régimen General de la Seguridad Social deberemos pagar cada mes 314,40 euros frente a los 261,83 anteriores. Supongo que los autoproclamados centristas y liberales que nos gobiernan desde Madrid –o desde La Rioja, tanto da– se sentirán muy identificados con las más de treinta subidas de impuestos que se llevan registradas desde que Rajoy llegó a la Moncloa: cinco veces el IRPF, cuatro el impuesto de sociedades, dos del IVA y el IBI, una el de patrimonio y no sé cuántas veces más los impuestos especiales. Probablemente yo esté loco (no lo descarto) pero por ningún lado del programa electoral del Partido Popular se leía semejante afán por estrangular a ciudadanos y empresas. Yo recuerdo que decían no sé qué de la regeneración y algunos renglones más sobre la reforma de las administraciones públicas. El PP ha mentido. Aunque a lo mejor no les entendimos o no leímos bien su programa electoral. Fin de la cita.
# Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja