SURREALISMO CATALÁN
El surrealismo catalán no tiene límites. Un día lees los periódicos y aparece Artur Mas travestido como Martin Luther King y a la semana siguiente aspira a convertirse en el espíritu de Mahatma Ghandi para que su llama -sin duda todavía viva- ilumine e inspire el proceso separatista que ha emprendido como peón de confianza de Pujol, el mítico Ubú siempre escondido para no quemarse entre los pliegues de su sempiterna presencia, las fabulosas fortunas de sus herederos helvéticos y sus buenos amigos del Palau, especialistas en las comisiones de toda suerte de obras públicas: puertos, aeropuertos y apeaderos... Obviamente Mas no viaja sólo porque se acompaña de Esquerra Republicana, el partido hijo de unos padres a los que acabará comiéndose en las urnas mucho más que lo que ahora lo hace en las encuestas. Mientras tanto, lo que sí hace Artur es viajar literalmemte por el ancho mundo diseminando el mensaje de nuestro oprobio. He aquí las cifras: 56.000 kilómetros estos dos últimos años y unos cincuenta viajes programados para 2014. El president ha creado hasta un organismo propagandístico internacional que se llama ‘Diplocat’, dotado con 16,5 millones de euros y en el que no se cuentan los gastos de la comitiva presidencial, aunque la mujer de Mas asegura que se paga ella de su cartera sus desplazamientos ‘globalcatalanes’. También han creado el CAC, una especie de comisariado político de carácter estalinista que hace listas de los periodistas y de los políticos que emiten mensajes contrarios al espíritu de la identidad nacional catalana. En ésas estamos. En 1985 Josep Tarradellas le dijo al periodista José Antich que en Cataluña había «una dictadura blanca muy peligrosa». Han pasado más de 25 años y la situación me temo que es mucho peor, pero puede serlo todavía más. ¡Eh Mas! # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.