Y MARKEL ESPETÓ COSA

España es una cosa para el tal Markel Susaeta, el jugador eibarrés del Athletic Club de Bilbao convocado para jugar con la Selección española que en una rueda de prensa no se atrevió a nombrar la palabra España, no sea que a su regreso a Euskadi el aluvión de medios oficiales le refrotara por la cara semejante afrenta. Y como Markel no sabía qué decir (supongo), espetó cosa, que es algo así como no decir nada sin saber que en realidad lo estaba diciendo casi todo. No tengo ni idea si Markel Susaeta se siente vasco, español, vasco-español, español-vasco o pasa de todo el rollo nacionalista como la mayoría de la gente que conozco. Ni lo sé ni me importa un bledo. Lo que sí sé es que Markel firmó un manifiesto que decía algo así como que «nosotros queremos representar a una nación de siete territorios y 21.000 kilómetros cuadrados, cuyo nombre a día de hoy es Euskal Herria». Sin embargo, creo que aquello carecía de la más mínima importancia porque conviene recordar que el riojano Llorente también firmó aquella cosa politicoidal tan fieramente enrevesada que sólo los conocedores de la entraña vasca nacionalista alcanzaban a comprender. La verdad es que no sé si firmaron por miedo, por convicción o por no significarse a la contra en estos universos nacionalistas del pensamiento único, intocable y excluyente. Si te sales del redil te dan una hostia, y una hostia en Euskadi (o Euskal Herria) suena mucho más que la literalidad de semejante palabra. Markel Susaeta ha aceptado ir a la Selección española pero le cuesta un mundo decir la palabra España. Cuánta tontada, qué perversión más falsamente ingenua. Que no quiere ir, que no vaya, pero si va, que vaya con todas las de la ley, sin recatos lingüísticos y con un poco más de entereza. # Este artículo lo he publicado en Diario La Rioja.