A MIS AMADOS TROLLS

Confieso que estoy enfermo de twitter. Cada día lo primero que hago es mirar lo que se cuece en ese patio de vecinos y ver cómo mis trolls me acusan de voceras. Lo sé y no lo puedo evitar. Y además sé que alguno no puede vivir sin mí. Me dan caña pero adoro su perspicacia, la capacidad que tienen para salir con el machete entre los dientes cuando escribo, por ejemplo, que prefiero a Esperanza Aguirre que a Tomás Gómez de aquí a Sebastopol. Pones algo de Esperanza y caen sobre mí como una jauría socialdemócrata preguntándome si acaso creo en la libertad, en el hombre o en el futuro. Mis trolls de twitter me tienen enfilado con los toros y cuando voy a un restaurante y cuento, es un suponer, alguna de esas maravillas de Dámaso Navajas en su Posada del Laurel, allá en los confines de Préjano, envidiosamente se relamen y me dicen: o estás en los toros o frente a un plato. ¡Vidorra llevas tío! Nunca me acuesto sin el último aserto de Ignacio Escolar, periodista que descubrí hace unos meses que me bloqueó. Salté de orgullo, me había convertido sin apenas darme cuenta en un troll de Escolar, el archipámpano del progresismo. ¿Por qué me ha bloqueado un tipo como él?, me pregunté. La respuesta estaba en mi TL: Esperanza Aguirre tiene tantos enemigos entre los progres como en el PP de Rajoy, que además de meterse un veguero en NY y marcarse un twitter tan falso como el de Rubalcaba, tampoco parece muy amigo de la ex-presidenta de Madrid. Quizás por eso sea ex-presidenta, porque aunque no lo haya escrito en su twitter le ha defraudado un gobierno que no hace otra cosa que subir los impuestos, traicionar a sus votantes y hacer el Don Tancredo con la torva realidad heredada para hacerla más torva todavía. #Publicado en Diario La Rioja.